El día del amor pasó. Ya estuvo. Nuestra
cartera ya no tiene ni voz ni voto. Lo que pasó ese día sólo lo sabes tú. Se te
advirtió, quizá sí te pusiste las pilas, escuchaste los consejos y trataste de
controlarte. Si ese es el caso, felicidades, ya no necesitas leer este post.
Pero si andas medio quebrado gracias al amor, síguele.
Ahora toca el período de sanación
financiera. Si ya metiste la pata, no sirve de nada llorar. Lo que corresponde
es dar la cara con firmeza y arreglar lo que hay que arreglar.
Para hacer dinero no hay que ahorrar.
¿Cómo vas a ahorrar algo que no tienes? La clave está en la productividad de tu
negocio. Si gastas más, tienes que vender más, trabajar más. Porque si
gastamos, pero no trabajamos, vamos directito a la quiebra. Todos lo saben.
Con los préstamos para emprendedores de
Konfío encuentras esa liquidez que necesita tu negocio. Inyéctale dinero; si lo
haces con inteligencia y estrategia, los frutos no se harán esperar.
Cuando veas “Créditos pymes” no te
asustes, no siempre vas a necesitar estar dado de alta en Hacienda ni reportar
impuestos como una pyme formal. En lugar de alejarte, investiga y asegúrate de
todos los requisitos que piden. Igual y sí te pueden prestar bajo ciertas
condiciones. Por ejemplo, en Konfío nuestros préstamos para
emprendedores no requieren que estés dado de algo formalmente en Hacienda.
La idea es apoyar a negocios chiquitos que no han tenido esa oportunidad para
hacerlos crecer y que algún día, quizá en unos años, puedan tener la suficiente
fuerza y estructura para incluso reportarse ante Hacienda y seguir recibiendo
beneficios legales.
Están muy en boga pedir u ofrecer créditos pymes. Ojalá sea una
moda para el bien económico de todo el país. No tenemos otro propósito.
Queremos que los préstamos para emprendedores de Konfío sean esa inyección de
fuerza y motivación que necesitan los negocios para triunfar. Estamos
convencidos de que con gente trabajadora cualquier negocio puede salir adelante
con grandes beneficios para todos. Planifica, trabaja y lo verás.
